“...ENTRE EL PODEROSO Y EL DÉBIL, LA LIBERTAD OPRIME, SOLO LA LEY LIBERA"... ROUSSEAU ...”

LA VOZ DE LA CONCIENCIA

H. DUBRIC, ÉTICA Y MORAL EJECUTIVA; Capítulo V, pág. 58

NO AL RACISMO


Los métodos teóricos, conceptuales han llegado a bloquear la voz de la Conciencia que es, esa luz de faro, que debe fungir en cada instante para guiarnos a puerto seguro, evaluando nuestros hechos y las diferen¬tes circunstancias de la vida.
Por todos esos conceptos, salidos de las apreciaciones y deducciones de cada quien, es que tenemos sociedades descompuestas y el desmoronamiento de todo principio, está ya a la vista.
Las mayorías viven violentando continuamente el libre albedrío con sus normas. Desde pequeños nos van imponiendo puros «preceptos normativos» bajo el pretexto que es con el fin de orientar, de ayudar en la formación de la conducta humana, de enseñar como debe ser el hombre o la mujer de hoy en día, pues todo el mundo tiene sus apreciaciones, sus ideas, nacidas no precisamente de la LUZ de la Razón Objetiva —La Conciencia- sino de las tinieblas que todos llevamos dentro, conformadas por el EGO, donde se encuentran nuestros machismos, egoísmos, clasismos, parcializaciones religiosas, angustias, sufrimientos, temores, odios, rencores, racismos, envidias, orgullos, ambiciones, complejos, traiciones, etc., etc.
Es así como sembramos patrones de conducta en la mente del infan¬te, por lo general erradas, erosionando eso que llamamos sociedad. Hechos deleznables en determinadas sociedades del planeta, han sido incorporados y enmarcados dentro del concepto de «Cultura de los pueblos».
La masificación de los medios de comunicación, la supuesta «globalización», el «libre mercado» -que no es tan libre, pues se encuentra manipulado por los poderosos- la Internet y sus aspectos virtuales, fueron vendidos como fórmulas mágicas de desarrollo en los pueblos, manteniendo oculto el descomunal daño causado a los valores del alma. ¿Desconocimiento?... o ha existido ¿premeditación y alevosía en todo esto?
Lo interesante es ver, como los antivalores de otras latitudes se fueron incorporando con suprema rapidez en nuestra idiosincrasia, como nueva «cultura». La música, ha sido una de las puertas abiertas que han causado daño en nuestra juventud. Observemos las letras de eso que llaman reggeton, algunas son tremendamente obscenas e incitan a perder el pudor y al delito.
Las mayorías «dormidas» van aceptando todo esto como normal, cuando es anormal.